martes, 27 de agosto de 2013

Un canto negro de libertad



Se oye
de lejos
un canto negro
de amor odiado.
Un amor
que tenía un sueño,
que al otro
le decía equivocado,
que no salía de su boca
un maldito
ni un quizás
ni UN tal vez
ni un quizás.

Ya no hay más,
no hay tanto
sin él,
se dice,
marchando en la calle
de la lágrima
cuando su cabeza acontece
en libertad adormitada.
Ya no hay más sin él,
se dice...
¡Pero sí que hay mucho!

Que no hable más, que no grite
¡Que no diga libertad!
Y en su garganta,
dosmilésima,
la bala,
grisácida
y bastarda,

se apenaba (enteramente)
de existir.