jueves, 7 de julio de 2011

Eros



Es que el amor, querida humana, es aquella cosa incosable que se miente con metafísica y se explica con ciencia. Es la inmateria reproductiva, sedienta, corpulenta y masiva que atañe a las neuronas de los débiles y los no débiles, de los puros e impuros, de los brutos e inteligentes. Es esa cosa incosable, repito, que explicas como si supieras, como si sintieras exactamente eso, te mientes y te gusta, porque de lo contrario no te gustaría creértelo. El amor, querido humano, es la mentira de la mentira de un instinto reproductivo. Pero solo los imparciales, los inhumanos, los geniales y los enamorados, como yo, pueden destaparrabarte de una vez y fotografiar aquel minúsculo genital que prueba tu erotismo disimulado.

Lo peor de todo es que, tetrápodos como tú, añoran vivir su entera existencia bajo la sombra de hojas mentirosas, de pensamientos aristotélicos, platónicos y deuteronómicos, es más, hasta piensan que no piensan y que este mundo no existe, nihilizan verdades incómodas y reafirman placeres futbolísticos. No hay por dónde despertar a tanta masa omnívora en la que te incluyes, ni por dónde darte por enterado que todo esto no es un chiste. Que el amor, estimado, es esa cosa incosable que te digo, que se miente con metafísica y se explica con ciencia.

El amor, querido homo sapiens, es la excusa para que no nos encontremos, al voltear por sobre el hombro, con que no somos humanos, que en verdad somos solamente animales, los más perversos e involucionados, los más demorfos, lóbregos, morbosos e irracionales que solo apuntan a dos metas fundamentales en esta vida:
Vivir viviendo y Nomorir muriendo inevitablemente.

domingo, 3 de julio de 2011

Amiga eterna